DINO & LEONARDO REGUSCI
Unas semanas antes de morir cantando desnudo en el country de un ex-rey del rock porteño, Leonardo Regusci, el personaje central de la película “Jesús de Punta del Este”, a quien yo conocí en Montevideo en la casa del cineasta Moure Clouzet, me llamó por teléfono porque quería contactarse con Gastón Ciarlo, “Dino”. Le pasé el teléfono, y al otro día me invitó a acompañarlo a Dolores, donde vive nuestro Bob Dylan, y acepté encantado.
Me acuerdo que Leonardo estaba preocupado porque se acababa de encontrar una pulga en la barba y eso le hacía sentir que le había llegado la hora, los que nos hizo terminar llorando de la risa en el auto de Diego Mongrell, el locutor de la radio comunitaria fernandina que se ofreció a llevarnos.
Santiago, el hijo baterista de Dino que tiene ocho años y ya acompaña al padre en vivo, nos mostró una terrible cicatriz toráxica que le dejó una caída desde el techo, y Margarita, su madre, esperó que el alto y luminoso niño se fuera al catecismo para contarnos que había decidido tomar la comunión por cuenta propia porque ellos no son religiosos.
“Y después que los médicos le dijeron que era un milagro que se hubiese salvado de lastimarse un pulmón, Santiago vino y me pidió que le enseñara a rezar y yo apenas me acordaba del Padrenuestro”, explicó Margarita: “Y después que lo rezó dijo que el que lo había salvado era Dios porque el día anterior los catequistas los habían llevado a misa”.
Entonces a Leonardo le empezó a brillar mucho la melena y le preguntó a Dino si no se animaba a acompañarlo en un concierto que pensaba dar en la plaza de la Torre del vigía, dos domingos después. “Me gustaría cantar ‘Tablas’ contigo” confesó a quemarropa: “Porque acabo de cumplir los veinticinco y quisiera despedirme de mi juventud regalándole a la gente ese estribillo maravilloso. La canción la tengo armada con mi banda igual que como está en tu disco”.
“Macanudo” sonrió Gastón Ciarlo: “Aunque a mí las despedidas me ponen un poco nervioso: “¿Por qué no te tocás algo, hermano?”. Y se pusieron a cantar y a tomar vino hasta que anocheció, y cuando llegó Santiago miró fijo a Leonardo y murmuró sin la menor tristeza: “Me parece que vos te parecés demasiado a Jesús”.
Y los tres le festejamos la observación, pero nadie se animó a contarle al niño músico el detalle de la pulga en la barba.
HUGO GIOVANETTI VIOLA
Me acuerdo que Leonardo estaba preocupado porque se acababa de encontrar una pulga en la barba y eso le hacía sentir que le había llegado la hora, los que nos hizo terminar llorando de la risa en el auto de Diego Mongrell, el locutor de la radio comunitaria fernandina que se ofreció a llevarnos.
Santiago, el hijo baterista de Dino que tiene ocho años y ya acompaña al padre en vivo, nos mostró una terrible cicatriz toráxica que le dejó una caída desde el techo, y Margarita, su madre, esperó que el alto y luminoso niño se fuera al catecismo para contarnos que había decidido tomar la comunión por cuenta propia porque ellos no son religiosos.
“Y después que los médicos le dijeron que era un milagro que se hubiese salvado de lastimarse un pulmón, Santiago vino y me pidió que le enseñara a rezar y yo apenas me acordaba del Padrenuestro”, explicó Margarita: “Y después que lo rezó dijo que el que lo había salvado era Dios porque el día anterior los catequistas los habían llevado a misa”.
Entonces a Leonardo le empezó a brillar mucho la melena y le preguntó a Dino si no se animaba a acompañarlo en un concierto que pensaba dar en la plaza de la Torre del vigía, dos domingos después. “Me gustaría cantar ‘Tablas’ contigo” confesó a quemarropa: “Porque acabo de cumplir los veinticinco y quisiera despedirme de mi juventud regalándole a la gente ese estribillo maravilloso. La canción la tengo armada con mi banda igual que como está en tu disco”.
“Macanudo” sonrió Gastón Ciarlo: “Aunque a mí las despedidas me ponen un poco nervioso: “¿Por qué no te tocás algo, hermano?”. Y se pusieron a cantar y a tomar vino hasta que anocheció, y cuando llegó Santiago miró fijo a Leonardo y murmuró sin la menor tristeza: “Me parece que vos te parecés demasiado a Jesús”.
Y los tres le festejamos la observación, pero nadie se animó a contarle al niño músico el detalle de la pulga en la barba.
HUGO GIOVANETTI VIOLA
2 comentarios:
siempre los hechos auguran situaciones, me pregunto si será que nosotros buscamos explicacion a estas coincidencias? será que en realidad hay migas de pan, un sendero lleno de pistas que dan claves de hechos aun por suceder?
o sencillamente buscamos un punto de seguridad para prevenirnos ante el futuro? dudas....yo creo igual en las pistas...jajaj
Catalina: Si, pienso que hay un poquito de todo, y tanto, como personas "habemos" en el mundo.
Yo me inclino también porque hay señales, pistas...pero no para proyectarnos, sino para confirmarnos que todo es también como sentimos que puede ser.
Un abrazo.
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