¿POR QUÉ LEONARDO REGUSCI ABANDONÓ MONTEVIDEO?
Leonardo Regusci, hoy popularmente conocido como “Jesús de Punta del Este”, abandonó Montevideo a los veinticinco años, cuando ya tenía grabados dos CD y estaba terminando otro, para refugiarse en el quilombo de Naná, una amiga de su madre a la que conocía desde su infancia, y fundar un Laboratorio de Artes.
¿Por qué abandonó Montevideo? Esa pregunta la estamos escuchando desde que empezó a funcionar el blog oficial de la película y como la página ya ha sido visitada por más de 4000 navegantes de muchos países, nos sentimos obligados a adelantar una contestación.
¿Saben por qué? Porque Leonardo Regusci era profundamente artiguista y no soportaba la “enfermedad del paño tibio” que sufre constitutivamente nuestra paradojal capital, que está rodeada de agua y llena de sequedad de espíritu.
Artigas se retiró del sitio de Montevideo y dejó que la tomara Alvear, un porteño compadre, para refugiarse abajo de los cielazos de Arerunguá, conviviendo con los indios y los matreros y los yaguaretés. Y allí soñó la Liga Federal. Y cuando Otorgués entró en Montevideo el Jefe de los Orientales fundó Purificación y se quedó allá arriba, pobre pero al servicio de la maravilla cósmica.
Y eso mismo hizo Leonardo Regusci. Mandó todo el carajo y se dedicó a formar gente capaz de liberarnos de la barbarie ilustrada que entorpece nuestra liberación desde siempre. Tampoco hay que olvidarse que Julio Herrera y Reissig, otro maestro clave de “Jesús de Punta del Este”, le llamaba Tontovideo a nuestra capital-desierto.
Pero las voces del cielo son las únicas que terminan por ser escuchadas en el infierno de los desiertos. Y son las únicas que, a la larga, implantan vida eterna. Es por eso que mañana festejamos la Nochebuena. Porque la Estrella de Belén es completamente sorda a los aullidos de las hienas.
HUGO GIOVANETTI VIOLA
¿Por qué abandonó Montevideo? Esa pregunta la estamos escuchando desde que empezó a funcionar el blog oficial de la película y como la página ya ha sido visitada por más de 4000 navegantes de muchos países, nos sentimos obligados a adelantar una contestación.
¿Saben por qué? Porque Leonardo Regusci era profundamente artiguista y no soportaba la “enfermedad del paño tibio” que sufre constitutivamente nuestra paradojal capital, que está rodeada de agua y llena de sequedad de espíritu.
Artigas se retiró del sitio de Montevideo y dejó que la tomara Alvear, un porteño compadre, para refugiarse abajo de los cielazos de Arerunguá, conviviendo con los indios y los matreros y los yaguaretés. Y allí soñó la Liga Federal. Y cuando Otorgués entró en Montevideo el Jefe de los Orientales fundó Purificación y se quedó allá arriba, pobre pero al servicio de la maravilla cósmica.
Y eso mismo hizo Leonardo Regusci. Mandó todo el carajo y se dedicó a formar gente capaz de liberarnos de la barbarie ilustrada que entorpece nuestra liberación desde siempre. Tampoco hay que olvidarse que Julio Herrera y Reissig, otro maestro clave de “Jesús de Punta del Este”, le llamaba Tontovideo a nuestra capital-desierto.
Pero las voces del cielo son las únicas que terminan por ser escuchadas en el infierno de los desiertos. Y son las únicas que, a la larga, implantan vida eterna. Es por eso que mañana festejamos la Nochebuena. Porque la Estrella de Belén es completamente sorda a los aullidos de las hienas.
HUGO GIOVANETTI VIOLA
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